lunes, 6 de mayo de 2013

La organización de los Incas:

El emperador, descendiente directo de Inti, el dios Sol, era el Sepa-Inca; tal era su importancia que cuando murió el último emperador inca, el imperio quedó muy rápidamente desorganizado. El Sepa-Inca despertó gran interés entre los cronistas españoles por la majestuosidad que siempre lo rodeaba; los últimos en ver al emperador fueron Hernando de Soto y Hernando Pizarro, embajadores de Pizarro en Cajamarca, siendo sus relatos quizás, la fuente más fidedigna sobre el modo en que vivían los "faraones sudamericanos".
Cuentan que cuando Pizarro llegó a Cajamarca, Atahualpa (en pelea por el trono con su hermano Huáscar) estaba muy a gusto en una de las piscinas, rodeado de concubinas y dignatarios. Atahualpa recibió a los españoles tras una tela, sostenida por dos de sus concubinas y a través de la cual él podía ver sin ser visto; al Sepa-Inca no lo veía cualquiera. Sólo cuando Hernando Pizarro dijo que era hermano del apo (jefe de los extranjeros) y tras acercar y hacer cascabelear a su caballo muy cerca de él, es que Atahualpa se dignó a recibirlo. Los indios que reaccionaron con miedo ante el caballo fueron mandados a matar esa misma tarde. Entonces Atahualpa bebió chicha en copas de oro con Pizarro, ofreciéndole una copa de plata a Soto. Atahualpa lucía una banda escarlata amarrada en la frente, la maskapaicha. El emperador se distinguía de la nobleza por una especie de tira de tela para el pelo de cuatro colores, el llautu, símbolo de la dignidad imperial que le daba varias vueltas a la cabeza. La nobleza también solía usarlos, sólo que el llautu que usaban era de un mismo y único color: negro.
Cuando al siguiente día Atahualpa quiso presentarse ante Pizarro, viajó en caravana, como siempre que un emperador inca se trasladaba; delante de él varios indígenas limpiaban el camino de incluso cualquier brizna de paja; le seguían tres escuadrones de súbditos cantando y bailando; luego varios hombres con armadura (madera y tela) y coronas de oro y plata, entre ellos el emperador, montado en una litera enchapada en oro y plata y tapizada de plumas de papagayos. Las procesiones de los emperadores se realizaban siempre así, con un ejército de arqueros y alabarderos que rodeaban su litera; corredores se adelantaban anunciando la próxima llegada del Sepa-Inca. Tras la litera del emperador, siempre cubierta de cortinas de piedrecillas que impedían las miradas desde fuera, le seguían dos literas llevando dos caciques y multitud de indígenas, muchos de ellos portando coronas de oro o de plata. La multitud que los esperaba dirigía su rostro y sus manos hacia el sol para luego dirigirla al hijo del sol, el Inca, prorrumpiendo en alabanzas tales como: “hijo del sol, bueno y amigo de los pobres”, o “muy grande y muy poderoso señor, hijo del sol, jefe único, que toda la tierra te obedezca”.
Durante los diez meses del cautiverio de Atahualpa en Cajamarca los españoles pudieron darse cuenta de la relación del emperador con sus súbditos; incluso estando preso, aquel suscitaba en vasallos y dignatarios un profundo respeto con tintes de temor. “Cada una de las mujeres de su harén le servía por turno cada ocho o diez días”. Sólo sus mujeres tenían acceso constante donde el emperador; los caciques y dignatarios podían acercárseles sólo cuando eran llamados, debiendo entrar descalzos y con un fardo en la espalda.
 
Inca y su sequito
Cuando el emperador se disponía a comer, le presentaban un sinnúmero de platos servidos con las más variadas preparaciones; el escogía uno de los platos. Todo lo que el Sepa-Inca tocaba se convertía en tabú; ropas, comida, vasijas, todo era recogido por sus concubinas y entregadas a un noble que debía posteriormente quemarlos o destruirlos. Sus vestidos se distinguían nada más que por la suavidad de la tela, hecha a partir de pelos de murciélagos y traída de la región de Túmbez y Puerto Viejo. Su cabeza, como dijimos, se distinguía por estar recubierta con el llautu de colores; en los lóbulos de sus orejas estaban insertados enormes discos de oro; en su pecho colgaba también un disco de oro y en una de sus manos casi siempre sostenía un mazo o una lanza de oro.
 
LA ORGANIZACION SOCIAL DE LOS INCAS:
 
LA REALEZAEstuvo conformada por El Inca, la Coya y sus hijos
 
 
El IncaSe encontraba en la cúspide del Tahuantinsuyo. Era también llamado zapainca, palabra que quiere decir único rey.
Su persona era digna de culto. Por ejemplo, era llevado en andas por todo el imperio acompañado de una gran cantidad de servidores; cada vez que alguien solicitaba audiencia con él, debía hacerlo con la cabeza gacha, con una piedra en la espalda y en actitud de reverencia. Inclusive, cuando la gente se enteraba de que el Inca se acercaba por su localidad, corría a las faldas de los cerros y hacía el ritual de la mocha, es decir, se arrancaban las cejas en señal de reverencia.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
A la relación oficial de todos los Incas que gobernaron el Tahuantinsuyo se le llamó “Cápac Cuna”, y estuvo dividida en dos dinastías: Hurin Cusco (bajo Cusco) y Hanan Cusco (alto Cusco). Se cree que los incas que pertenecieron al grupo Hanan tuvieron importancia sobre todo lo militar y económico, mientras que los Incas del grupo Hurin se dedicaron solamente a las actividades sacerdotales. Aquí se aprecia que el dualismo también se aplicó al gobierno al tener a dos Incas como gobernantes.

La Coya
Era la esposa legítima y “hermana” del gobernante Inca. Es importante indicar que el término “hermana(o)” era utilizado en el Perú Prehispánico para referirse a todos los miembros de un ayllu, que era una familia extensa y no nuclear, que tuvieran la misma edad. Los cronistas españoles lo malinterpretaron por lo que se consideró a la Coya como hermana directa del Inca. Se creía que era hija de la Luna y representante de todo lo femenino.

Los Hijos del Inca
Recibieron distintas denominaciones, así por ejemplo:
a) Pihuichuri: así se llamaba a los hijos legítimos del Inca.
b) Auqui: era el príncipe heredero al trono. Tenía que ser hijo legítimo del Inca con la coya y poseer grandes habilidades.
c) Ñusta: Era la hija del Inca que al casarse se llamaba palla.

 

LA NOBLEZALa nobleza cusqueña vivía organizada en panacas o ayllus reales. Sus miembros estaban unidos entre sí por vínculos de parentesco, y sus progenitores eran los incas, tanto los fallecidos como los que se encontraban en el poder. Existieron tres clases de nobles:

Los Nobles de Sangre, eran los parientes más cercanos del Inca gobernante. Vivían en panacas o ayllus reales y tenían derecho a tierras, propiedades y yanaconas. Llevaban como distintivo pesados aretes, lo que hizo que sus orejas crezcan más de lo normal, de ahí que los españoles les dieron el nombre de "orejones".
Los Nobles Abvenedizos, eran los curacas y gobernantes de los pueblos que habían sido conquistados y sometidos por los Incas.
Los Nobles de Privilegio, era la gente que se había convertido en noble por voluntad del Inca, como recompensa debido a una acción heroica o por tratarse de curacas de regiones conquistadas.

Los nobles varones gozaban de una serie de privilegios y ocupaban los cargos administrativos más importantes. Por ello, desde muy jóvenes debían someterse a un período de formación en el yachayhuasi o casa del saber, bajo la dirección de unos maestros llamados amautas. La instrucción de los nobles concluía con la ceremonia del Huarachico después de la cual los jóvenes nobles, eran considerados adultos
 
EL PUEBLOEstuvo conformado por:
Jatunrunas, así se designaba al hombre común y corriente del Tahuantinsuyo que vivía en ayllus. Se dedicaban principalmente a la agricultura y artesanía.
Las Acllas, fueron mujeres de toda edad seleccionadas según sus habilidades, para realizar servicios especiales. Ellas eran recluidas en los acllahuasis o casas de las escogidas. Allí eran preparadas en el hilado, el tejido, la preparación de chicha de jora y comidas especiales. Algunas acllas provenían de la nobleza pero la gran mayoría procedía de pueblo. Las acllas se encontraban clasificadas en: acllas del Sol, que procedían de la nobleza y se encargaban de elaborar chicha de jora y comidas para las celebraciones especiales. Las acllas del Estado, encargadas de tejer ropa para el Estado. Eran escogidas por el Inca como esposas para los curacas de otros pueblos. Las taqui acllas o mujeres cantoras.
 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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